El pasado fin de semana, los días 11, 12 y 13 mayo celebramos las fiestas de San Pelayo. Han pasado ya unos cuantos días, los necesarios para hacer una buena reflexión sobre las mismas y no dejarnos llevar por la alegría que nos causó en el cuerpo desde la primera orquesta hasta el último concierto.
El origen de las fiestas de San Pelayo se pierde en el tiempo, siempre se ha celebrado. Era la fiesta del pueblo, la organizaba el ayuntamiento y el pueblo tenía de veras una jornada festiva entre tanto trabajo. Se celebraba el 9 de mayo, pero el hecho de que la gente marchara del pueblo a buscarse la vida fuera, hizo que se pasara, con buen criterio, al sábado más cercano, dejando la puerta abierta a que los que otro día marcharon tal día como éste pudieran volver. Y así se ha mantenido la fiesta, con sus altos y sus bajos, pero esperemos que nunca se acabe.
Comenzamos el viernes por la noche, con la verbena Colores, una gran verbena que nos amenizó la buena noche que se quedó (el tiempo en mayo puede ser de cualquier manera). Fue una buena orquesta, aunque p
ara buena la del sábado The Cartoon Band. Echábamos de menos buenas orquestas todos los días, era una asignatura pendiente que teníamos, buenas orquestas para que pasárnoslo nosotros bien y también quienes nos visitan, quedar como buenos anfitriones. Pero sin duda, si algo hay que resaltar del sábado, además del buen ambiente de la noche, es la procesión de la mañana, con gran asistencia de todo el pueblo (este año tocó para abajo, donde está la hoja) y la romería a San Pelayo, que más que una romería es una excursión para conmemorar dicha romería. No obstante un diez en todo: en participación, en organización y en lo bueno de la idea. Parece que este San Pelayo estaban cambiando las cosas. Enhorabuena a los organizadores, sin duda que se la merecen. Quizá con el tiempo podamos hablar de una verdadera romería, pero por lo pronto no nos olvidamos de lo que fuimos, y honramos nuestra memoria y somos herederos de la fiesta, acudiendo a la derruida ermita el día de San Pelayo, como si nada hubiera pasado.
Finalmente, el domingo, partidos de pelota (resaltar que Saúl, de Almaraz jugó en el primer partido, ¡no se a
caban los pelotaris en el pueblo!), hinchables para los niños y, para remate fiestas, nunca mejor dicho: Candeal. Para mí, junto con el Nuevo Mester de Juglaría los mejores grupos de folklore castellano. Fue un concierto precioso, con gran asistencia de gente a pesar de ser ya la tarde del domingo. Nos divirtieron con sus canciones y sus gracias, nos hicieron pasar un buen rato, y se despidieron con ese ya himno de esta tierra: La Morenita, de Candeal.
Me quedo con ese fin de fiestas, esperando que las de agosto sean tanto y mejores que estas, pero dándole un diez a las de este año, que podremos mejorarlas sí, pero han estado genial. A ver si seguimos con esta racha.
Podéis ver todas las fotos de las fiestas en
http://picasaweb.google.es/almarazduero